Y no nos metas en tentación
Dr. Roberto MirandaEn ocasiones, Dios prueba a sus hijos para refinarlos, para sacar a la luz pecados y defectos escondidos, para disciplinarlos cuando caen en una actitud de auto justificación, o de condenar a los demás injustamente, o simplemente para establecer objetivamente por medio de nosotros alguna verdad espiritual en la tierra. A veces Satanás mismo demandará de Dios el derecho de tocarnos por un pecado inconfeso o una práctica pecaminosa. El mundo del espíritu es muy misterioso, y a veces la mano de Dios se moverá sobre nosotros en formas sombrías y pesadas, a pesar de su misericordia y su amor.
¡Qué extraña esta expresión del Padrenuestro! La Biblia claramente dice: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie” (Santiago 1:13). La palabra griega, peirasmos, que se traduce al español “tentación” en este pasaje del Padrenuestro, no sólo se refiere a tratar de inducir a alguien a pecar, sino que también puede referirse a poner a alguien a prueba, o meter a una persona en circunstancias de tribulación.
Cuando Jesús dice, “no nos metas en tentación”, está diciendo: “Ten misericordia de nosotros. No nos pruebes más allá de lo que podamos resistir. Que tu mano se pose livianamente sobre nuestro pecado, y recibamos siempre de ti misericordia y gracia. En todo lo posible, líbranos de circunstancias adversas que pongan a prueba nuestra fe y nos estiren casi hasta el punto de quebrarnos”.
Se trata de un clamor por una vida despejada, que goce siempre del favor de Dios, eximida en todo lo posible de los rigores y padecimientos de un mundo caído, sombrío y peligroso.
“No nos metas en tentación” es una petición de que la misericordia de Dios siempre triunfe sobre su justicia y su juicio, de que siempre seamos tratados con gracia y delicadeza, en vez de con la disciplina y el rigor que en realidad merecemos.