Todo es vanidad...
Milagros García KlibanskyComo en otras ocasiones les he dicho, amo cantar, siento que mi alma se desborda por mis labios cuando alabo, pero en ocasiones me he llamado a capítulo porque he temido no estar haciéndolo para Dios sino para autogratificarme.
De hecho, hace mucho que no canto en la congregación y durante un tiempo culpé por esto a otras personas que sí lo hacían y hasta expresé que no me dejaban cantar porque yo les hacía sombra, ¡Necia de mí!, si hubiese sido un propósito de Dios que yo cantara, de seguro que hubiese estado en el grupo de alabanza, pero yo no tenía crítica de lo que me estaba pasando, incluso me negaba a darle nombre a este sentimiento, doy gracias a Dios porque hoy lo puedo hacer, porque Dios trató conmigo y los demonios que me atormentaban mostraron sus nombres “celo” y “envidia” Cuando uno reconoce esto y sabe que no es agradable al corazón de Dios, ha dado el primer paso para que Dios pueda hacer su trabajo en nosotros a través de un proceso llamado “transformación”.