Somos siervos inútiles, inmerecedores de ninguna alabanza
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
En este pasaje, Jesús usa una parábola para ilustrar la actitud de sujeción y entrega a la Voluntad de Dios que debe caracterizar nuestra vida cristiana. Él describe la relación entre un patrón y su esclavo, y cómo el esclavo no tiene ningún derecho frente a su patrón, pero debe hacer todo lo que se le pide. Jesús usa una hipérbole para enfatizar esta verdad espiritual, y también nos invita a recordar que Dios nos trata con amor y bondad, aunque no tenemos derecho a exigirle nada. Debemos mantener la tensión entre estas dos condiciones: no merecemos nada, pero Dios nos ha dado todo. Es una actitud de extremada sujeción y entrega a la Voluntad de Dios, y de reconocimiento total de que en primera y última instancia no merecemos nada de parte de Dios, y que se lo debemos todo a Él.
En esta predicación, el pastor habla sobre la parábola de Jesús en Lucas 17:7-10, en la que se compara a un siervo que debe hacer todo lo que su amo le pide sin esperar recompensa. El pastor enfatiza la importancia de entender que somos siervos de Dios y que debemos estar disponibles y dispuestos a hacer lo que Él nos pida sin esperar nada a cambio. También destaca que todo lo que recibimos de Dios es por pura gracia y misericordia, y que no debemos esperar que Dios nos bendiga o nos provea en base a lo que hacemos por Él. En resumen, la actitud fundamental del creyente debe ser de entrega total y de dependencia total de la Voluntad de Dios.
En este pasaje, Jesús habla de que aunque seamos siervos obedientes de Dios, no merecemos ninguna alabanza o recompensa. Sin embargo, como hijos adoptados de Dios, tenemos todos los derechos de un miembro de la familia de Dios y Él nos ama y nos bendice. Debemos tener un sentido de profundo agradecimiento por todo lo que Dios nos da, aunque no lo merezcamos, y vivir nuestras vidas agradecidos y sirviéndole todos los días.Vamos a la Palabra del Señor, Lucas capítulo 17 versículos del 7 al 10 y vamos a leer simplemente, y a entrar directamente en la Palabra. Son palabras del Señor Jesucristo, una parábola, una ilustración, un relato que el Señor hace para ilustrar una profunda verdad espiritual que nosotros hacemos muy bien en integrar a nuestras vidas.
Dice el Señor y pregunta retóricamente: "¿Quién de vosotros teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él" es decir el siervo "del campo, luego le dice: pasa, siéntate a la mesa." De paso, digo que es una pregunta retórica porque la respuesta ya se sabe. En este caso dadas las costumbres del tiempo la respuesta era un rotundo: nadie, ninguno, nadie, yo no, ninguna persona, no. La idea era que nadie que tiene un siervo, después que ha hecho su trabajo le dice: oh, ven, siéntate, pasa a la mesa, come con nosotros. Esas eran las costumbres de aquél tiempo y el Señor usa esas costumbres para señalar algo, una verdad espiritual.