Solo una vitalidad espiritual anclada en Jesucristo puede redundar en un ministerio efectivo y duradero
Dr. Roberto MirandaPara desempeñar un ministerio de excelencia y efectividad se requiere vitalidad espiritual. El ministro, la sierva de Dios sirve en base de la abundancia de energía espiritual y de la presencia del Espíritu Santo en él o en ella. Nosotros servimos inclusive del exceso, yo creo, de energía espiritual en nosotros. Para confrontar exitosamente los retos del ministerio, necesitaremos una espiritualidad robusta y sobreabundante.
Hay una energía que necesitamos para nuestro propio consumo, para simplemente procesar los eventos, retos y necesidades de la vida cotidiana. Como las vírgenes prudentes, necesitamos aceite para nuestra propia lámpara, pero lo requerimos también para compartir con aquellos a los cuales servimos.