Refugio para todo tiempo
Faustino de Jesús Zamora VargasEstoy seguro que en algún momento de su vida ha escuchado decir a personas que les gusta ir a la iglesia porque allí se respira paz, armonía, tranquilidad. Eso es cierto, pero a menudo puede ser desilusionante. La iglesia somos los redimidos por la sangre de Cristo, pero aún estamos todos muy lejos de la perfección.
Verdaderamente a la iglesia se debe ir a buscar a Dios y a encontrarse con su hijo Jesucristo. Él es la paz. “La paz les dejo; mi paz les doy” (Juan 14.27a). Quien vive en el Espíritu goza de paz sobrenatural (la que “sobrepasa todo entendimiento” (Flp 4.7)). No es la iglesia la que produce paz, sino la presencia del Espíritu en la vida de cada uno de sus miembros. Cuando los redimidos dan fe de la presencia de Dios en sus vidas y testimonios, entonces la iglesia se convierte en una casa espiritual –con paredes o sin paredes-, un lugar de refugio para los pecadores que buscan la gracia de Dios, para aquellos que vienen cargados (producto del pecado) y cansados (de todos sus afanes) y aceptan la gracia de Dios en sus vidas por medio de la fe en Jesucristo.