Dios, en las buenas y en las malas
Dr. Roberto MirandaUna de las fallas que puede cometer una iglesia o un pastor es no preparar a sus feligreses para los sufrimientos, las pérdidas y adversidades que inevitablemente vendrán a la vida de todo creyente. Particularmente las iglesias que enfatizamos el poder de Dios y nos movemos en el mover pentecostal, siempre hablamos de la victoria, el poder y la guerra espiritual, pero muchas veces no hablamos lo suficiente acerca de esos tiempos en que podremos encontrarnos pasando por sufrimiento o enfermedad, y que requerirán una postura de fe y humilde obediencia a la soberana voluntad de Dios.
¿Cuántas veces has pasado por una situación de dificultad en tu vida—enfermedad, carencia económica, dificultades en tu trabajo o en tu profesión? Quizás ha habido un tiempo de sequía espiritual, aún de depresión, problemas matrimoniales, y dificultades en la vida, y tu le has orado al Señor que pase de ti esa copa. Has ayunado, y has confesado todos los pecados de que te acuerdas y aun los que quizás podrías haber cometido sin darte cuenta. Te has reconciliado con toda la gente que te hizo algo y con los que tú has ofendido. Has reprendido y declarado; has hecho todo lo que prescribe el manual pentecostal para salir victorioso de la prueba, y sin embargo todavía continúa el problema, la enfermedad, la dificultad.