Dios provee
Alberto González MuñozEn los momentos peores del llamado período especial en Cuba, con una carencia casi total de alimentos y todo lo indispensable, alojamos en nuestra casa a una turista portorriqueña. La mujer había venido a Cuba con un grupo de profesores y había estado alojada en un hotel.
A la hora de marcharse de nuestro país, ella perdió su avión y se quedó en Cuba por una semana más, ya que no había otro vuelo antes. Se quedó sin equipaje y sin dinero y se nos apareció en la casa pastoral, donde le alojamos y la atendimos. Para nuestra familia fue una experiencia tremenda. Esa semana ella fue una más de la familia y Dios proveyó los alimentos y todo lo necesario para atenderla dignamente.