Fuego consumidor
Faustino de Jesús Zamora VargasEran los días en que todo mi ser alababa al Señor motivado por la belleza del 'primer amor'. Todavía puedo sentir el desorden de los latidos de mi corazón
en la carrera de la entrega total a un algo interior que hacía rebozar de entusiasmo y júbilo todos los resquicios de mi razón. Mi fe se agrandaba a cada paso. El mundo y la vida irradiaban nueva luz. El suceso de Cristo en mi vida fue publicado sin cesar. Anunciarlo, se convirtió en devoción y la devoción es un asunto de Dios. La visión personal del Cristo que me abría los brazos era una aparición obsesiva. Él poseyó mi mente y en breve comencé a remendar con hilos celestiales las alforjas rotas de la conciencia mundanal y me dejé deslizar por un canal espiritual donde yo sabía de antemano que todo lo que iba a encontrar, aun en los momentos de miseria, era bendición.