BOA: La clave de mi tío Pichi
Samuel CaraballoEn una ocasión escuché a mi tío Luis Alberto, a quien le llamábamos 'tío Pichi', repetir efusivamente la palabra 'BOA'. Ciertamente, en esta ocasión el no se refería a una serpiente. En un tono muy gracioso, sonando como disco rayado, la voz de trompeta del tío decía: BOA,BOA
,BOA,BOA,BOA. Al momento de este incidente, yo tenía al menos unos 10 años de edad. Me acuerdo como hoy de la carcajada que salió de mí. No podía parar de reír. Pensé que el tío se había vuelto loco. No es para menos! A menudo tío Pichi se tiraba unas bromas inigualables. Ya cuando pude contener la risa le pregunté a Pichi a qué se refería con la palabra “BOA”. El me contó que en su niñez la palabra “BOA” era usada en su comunidad de fe como un acrónimo para referirse a tres componentes de la fe Pentecostal: Biblia, Oración, & Ayuno. La juventud cristiana en sus tiempos bromeaba con unirse al “Instituto BOA” como método preparatorio para la formación ministerial. En otras palabras, el que quería ser “pastor” tenía que entregarse a los elementos del “BOA”. Al momento de la broma ya el tío Pichi era pastor. Lo que me llevó a deducir que él ya se había matriculado y graduado de dicho instituto.
Ya hace más de 20 años de este suceso y ahora al igual que el tío, yo me adentro a las profundas aguas del ministerio pastoral. Ahora que estoy pronto a graduarme de la Universidad de Yale, he tenido el privilegio de sentarme a los pies de los más grandes eruditos de la teología, la ética y la filosofía Cristiana. Y aunque reconozco lo indispensable del estudio sistemático de las escrituras y la historia del cristianismo no puedo mas que volver a ese episodio jocoso con Pichi. “BOA” fue, es, y será el método imprescindible para consolidar todo lo aprendido hasta ahora. El tiempo a solas y colectivo para escudriñar la palabra, la oración como vínculo perfecto con Dios, y el ayuno como ejercicio para cultivar la disciplina y la templanza siguen siendo las prácticas que distinguen al cristiano, sobretodo al pastor. Y aunque Pichi ya no esta, ahora soy yo quien hace reír a carcajadas a mi hijo Samuel Esteban cuando de la nada le repito: “BOA,BOA,BOA,BOA,BOA”.
¿Quieres alcanzar nuevos niveles en tu caminar con Dios? Son muchas las cosas que debemos hacer, pero ninguna tan importante como matricularse en el “Instituto BOA”. ¡Matrícula abierta empezando hoy!