Así murió Saúl aquel día, junto con sus tres hijos, su escudero y todos sus hombres.
(1 Samuel 31:6)Cuando los hombres de Israel que estaban al otro lado del valle, con los que estaban más allá del Jordán, vieron que los hombres de Israel habían huido y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron las ciudades y huyeron. Entonces vinieron los Filisteos y habitaron en ellas.
(1 Samuel 31:7)Al día siguiente, cuando vinieron los Filisteos a despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus tres hijos caídos en el Monte Gilboa.
(1 Samuel 31:8)Le cortaron la cabeza y lo despojaron de sus armas, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los Filisteos, para que llevaran las buenas nuevas a la casa de sus ídolos y al pueblo.
Pusieron sus armas en el templo de Astarot, y ataron su cuerpo al muro de Bet Sán.
(1 Samuel 31:10)Cuando oyeron los habitantes de Jabes de Galaad lo que los Filisteos habían hecho a Saúl,
(1 Samuel 31:11)se levantaron todos los hombres valientes, y caminando toda la noche, tomaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Bet Sán, y volviendo a Jabes, los quemaron allí.
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Entonces Saúl dijo a su escudero: "Saca tu espada y traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos y me traspasen y hagan burla de mí." Pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Así que Saúl tomó su espada y se echó sobre ella.
(1 Samuel 31:4)Entonces David corrió y se puso sobre el Filisteo, tomó su espada, la sacó de la vaina y lo mató, cortándole la cabeza con ella. Cuando los Filisteos vieron que su campeón estaba muerto, huyeron.
(1 Samuel 17:51)Entonces David tomó la cabeza del Filisteo y la llevó a Jerusalén (Ciudad de Paz), pero puso sus armas en su tienda.
(1 Samuel 17:54)No lo anuncien en Gat, No lo proclamen en las calles de Ascalón; Para que no se regocijen las hijas de los Filisteos, Para que no se alegren las hijas de los incircuncisos.
(2 Samuel 1:20)Lo despojaron, tomaron su cabeza y sus armas y enviaron mensajeros por toda la tierra de los Filisteos para que llevaran las buenas nuevas a sus ídolos y al pueblo.
(1 Chronicles 10:9)Los príncipes de los Filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a su dios Dagón, y para regocijarse, pues decían: "Nuestro dios ha entregado a nuestro enemigo Sansón en nuestras manos."
(Judges 16:23)