Nueva Biblia Latinoamericana
Entonces el sacerdote le dijo: "Mira, la espada de Goliat el Filisteo, a quien mataste en el Valle de Ela, está envuelta en un paño detrás del efod; si quieres llevártela, tómala, porque aquí no hay otra sino ésa." Y David dijo: "Como ésa no hay otra; dámela." (1 Samuel 21:9)
David se levantó y huyó aquel día de Saúl, y fue a donde estaba Aquis, rey de Gat. (1 Samuel 21:10)
Pero los siervos de Aquis le dijeron: "¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿No cantaban de él en las danzas, diciendo: 'Saúl mató a sus miles, Y David a sus diez miles'?" (1 Samuel 21:11)
David tomó en serio estas palabras y temió grandemente a Aquis, rey de Gat.
Y se fingió demente ante sus ojos y actuaba como loco en medio de ellos; escribía garabatos en las puertas de la entrada y dejaba que su saliva le corriera por la barba. (1 Samuel 21:13)
Entonces Aquis dijo a sus siervos: "Vean al hombre portándose como un loco. ¿Por qué me lo traes? (1 Samuel 21:14)
¿Acaso me hacen falta locos, para que me traigan a éste y haga de loco en mi presencia? ¿Va a entrar éste en mi casa?" (1 Samuel 21:15)

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1 Samuel 21:12 - Cross Reference

David se levantó y huyó aquel día de Saúl, y fue a donde estaba Aquis, rey de Gat. (1 Samuel 21:10)
Cuando se estaba acercando a Egipto, Abram dijo a Sarai su mujer: "Mira, sé que eres una mujer de hermoso parecer; (Genesis 12:11)
Pero María atesoraba todas estas cosas, reflexionando sobre ellas en su corazón. (Luke 2:19)
Busqué al SEÑOR, y El me respondió, Y me libró de todos mis temores. (Psalm 34:4)
En mi corazón he atesorado Tu palabra, Para no pecar contra Ti. (Psalm 119:11)
Cuando los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer, Isaac dijo: "Es mi hermana"; porque tenía temor de decir: "Es mi mujer." Porque pensaba: "no sea que los hombres del lugar me maten por causa de Rebeca, pues es de hermosa apariencia." (Genesis 26:7)
Descendió con sus padres y vino a Nazaret, y continuó sujeto a ellos. Y Su madre atesoraba todas estas cosas (las palabras) en su corazón. (Luke 2:51)
El día en que temo, Yo en Ti confío. (Psalm 56:3)