Ningún varón de los descendientes de Aarón que sea leproso, o que tenga flujo, podrá comer de las cosas sagradas hasta que sea limpio. Y si alguien toca alguna cosa contaminada por un cadáver, o si un hombre tiene una emisión seminal,
(Leviticus 22:4)
si alguien toca ciertos animales por los cuales se pueda contaminar, o a cualquier hombre que lo contamine, cualquiera que sea su inmundicia.
(Leviticus 22:5)
La persona que toque a cualquiera de éstos quedará inmunda hasta el atardecer; no comerá de las cosas sagradas a menos que haya lavado su cuerpo con agua.
(Leviticus 22:6)
Cuando el sol se ponga quedará limpio, y después comerá de las cosas sagradas, porque son su alimento.
No comerá animal que muera o sea despedazado por fieras, contaminándose por ello; Yo soy el SEÑOR.
(Leviticus 22:8)
Guardarán, pues, Mi ordenanza para que no se carguen de pecado por ello, y mueran porque la profanen. Yo soy el SEÑOR que los santifico.
(Leviticus 22:9)
Ningún extraño comerá cosa sagrada; ni huésped del sacerdote, ni jornalero comerán cosa sagrada.
(Leviticus 22:10)
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Podrá comer el alimento de su Dios, tanto de las cosas santísimas como de las sagradas,
(Leviticus 21:22)
Este será el derecho de los sacerdotes de parte del pueblo, de los que ofrecen como sacrificio buey u oveja: darán para el sacerdote la espaldilla, las quijadas y el cuajar.
(Deuteronomy 18:3)
¿Acaso no tenemos derecho a comer y beber?
(1 Corinthians 9:4)
¿No saben que los que desempeñan los servicios sagrados comen la comida del templo, y los que regularmente sirven al altar, del altar reciben su parte?
(1 Corinthians 9:13)
Esto también será para ti: la ofrenda de sus dádivas, todas las ofrendas mecidas de los Israelitas; las he dado a ti, a tus hijos y a tus hijas contigo, como porción perpetua. Todo el que esté limpio en tu casa podrá comerla.
(Numbers 18:11)