Entonces me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,
(Revelation 21:10)
y tenía la gloria de Dios. Su fulgor era semejante al de una piedra muy preciosa, como una piedra de jaspe cristalino.
(Revelation 21:11)
Tenía un muro grande y alto con doce puertas, y en las puertas doce ángeles, y en las puertas estaban escritos los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel.
(Revelation 21:12)
Había tres puertas al este, tres puertas al norte, tres puertas al sur, y tres puertas al oeste.
El muro de la ciudad tenía doce cimientos, y en ellos estaban los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.
(Revelation 21:14)
El que hablaba conmigo tenía una vara de medir de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.
(Revelation 21:15)
La ciudad está asentada en forma de cuadro, y su longitud es igual que su anchura. Y midió la ciudad con la vara, 12,000 estadios (2,160 km). Su longitud, anchura, y altura son iguales.
(Revelation 21:16)
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Las puertas de la ciudad llevarán los nombres de las tribus de Israel; tres puertas al norte: la Puerta de Rubén, una; la Puerta de Judá, otra; la Puerta de Leví, otra.
(Ezekiel 48:31)