Porque nosotros somos la verdadera circuncisión, que adoramos en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no poniendo la confianza en la carne,
(Philippians 3:3)
aunque yo mismo podría confiar también en la carne. Si algún otro cree tener motivo para confiar en la carne, yo mucho más:
(Philippians 3:4)
circuncidado a los ocho días de nacer, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, Hebreo de Hebreos; en cuanto a la Ley, Fariseo;
(Philippians 3:5)
en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la Ley, hallado irreprensible.
Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo.
(Philippians 3:7)
Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por El lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo,
(Philippians 3:8)
y ser hallado en El, no teniendo mi propia justicia derivada de la Ley, sino la que es por la fe en Cristo (el Mesías), la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe,
(Philippians 3:9)
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puesto que ellos han sabido de mí desde hace mucho tiempo, si están dispuestos a testificar, que viví como Fariseo, de acuerdo con la secta más estricta de nuestra religión.
(Acts 26:5)
Ambos eran justos delante de Dios, y se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor.
(Luke 1:6)
Porque yo testifico a su favor de que tienen celo de Dios, pero no conforme a un pleno conocimiento.
(Romans 10:2)
En un tiempo yo vivía sin la Ley, pero al venir el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí;
(Romans 7:9)
pero Israel, que iba tras una ley de justicia, no alcanzó esa ley.
(Romans 9:31)
y ser hallado en El, no teniendo mi propia justicia derivada de la Ley, sino la que es por la fe en Cristo (el Mesías), la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe,
(Philippians 3:9)
Yo soy Judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, educado bajo Gamaliel en estricta conformidad a la ley de nuestros padres, siendo tan celoso de Dios como todos ustedes lo son hoy.
(Acts 22:3)
¡Ay de ustedes, escribas y Fariseos, hipócritas, que limpian el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno!
(Matthew 23:25)
Y llamó el rey a los Gabaonitas y les habló. (Los Gabaonitas no eran de los Israelitas, sino del remanente de los Amorreos, y los Israelitas habían hecho un pacto con ellos, pero Saúl había procurado matarlos en su celo por los Israelitas y los de Judá.)
(2 Samuel 21:2)
Porque les digo a ustedes que si su justicia no supera la de los escribas y Fariseos, no entrarán en el reino de los cielos.
(Matthew 5:20)
Ellos, cuando lo oyeron, glorificaban a Dios y le dijeron: "Hermano, ya ves cuántos miles hay entre los Judíos que han creído, y todos son celosos de la Ley (Mosaica).
(Acts 21:20)
Porque yo soy el más insignificante de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, pues perseguí a la iglesia de Dios.
(1 Corinthians 15:9)
Yo ciertamente había creído que debía hacer muchos males en contra del nombre de Jesús de Nazaret.
(Acts 26:9)
Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud," dijo el hombre.
(Mark 10:20)
Saulo (Pablo), respirando todavía amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, fue al sumo sacerdote,
(Acts 9:1)
Pero Saulo hacía estragos en la iglesia entrando de casa en casa, y arrastrando a hombres y mujeres, los echaba en la cárcel.
(Acts 8:3)
aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad.
(1 Timothy 1:13)
Porque ustedes han oído acerca de mi antigua manera de vivir en el Judaísmo, de cuán desmedidamente perseguía yo a la iglesia de Dios y trataba de destruirla.
(Galatians 1:13)
Y él dijo: "Ven conmigo y verás mi celo por el SEÑOR." Y lo hizo ir con él en su carro.
(2 Kings 10:16)