Después de esto Jesús vino con Sus discípulos a la tierra de Judea, y estaba allí con ellos, y bautizaba.
(John 3:22)
Juan también bautizaba en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; y muchos venían y eran bautizados.
(John 3:23)
Porque Juan todavía no había sido puesto en la cárcel.
(John 3:24)
Surgió entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un Judío acerca de la purificación.
Vinieron a Juan y le dijeron: "Rabí, mira, Aquél que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien diste testimonio, está bautizando y todos van a El."
(John 3:26)
Juan les respondió: "Ningún hombre puede recibir nada si no le es dado del cielo.
(John 3:27)
Ustedes mismos me son testigos de que dije: 'Yo no soy el Cristo (el Mesías), sino que he sido enviado delante de El.'
(John 3:28)
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Dejando el mandamiento de Dios, ustedes se aferran a la tradición de los hombres."
(Mark 7:8)
y vieron que algunos de Sus discípulos comían el pan con manos inmundas, es decir, sin lavar.
(Mark 7:2)
de la enseñanza sobre lavamientos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.
(Hebrews 6:2)
ya que tienen que ver sólo con comidas y bebidas, y diversos lavamientos, ordenanzas para el cuerpo impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas .
(Hebrews 9:10)
Y había allí seis tinajas de piedra, puestas para ser usadas en el rito de la purificación de los Judíos; en cada una cabían dos o tres cántaros (unos 100 litros).
(John 2:6)
Por tanto, fue necesario que las representaciones de las cosas en los cielos fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que éstos.
(Hebrews 9:23)
Yo, en verdad, los bautizo a ustedes con agua para arrepentimiento, pero Aquél que viene detrás de mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de quitar las sandalias; El los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
(Matthew 3:11)
Y correspondiendo a esto, el bautismo ahora los salva a ustedes, no quitando la suciedad de la carne, sino como una petición a Dios de una buena conciencia, mediante la resurrección de Jesucristo,
(1 Peter 3:21)
Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la novilla, rociadas sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne,
(Hebrews 9:13)