Cuando Jesús oyó esto, le dijo: "Te falta todavía una cosa; vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme."
(Luke 18:22)
Pero al oír esto, se puso muy triste, pues era sumamente rico.
(Luke 18:23)
Mirándolo Jesús, dijo: "¡Qué difícil es que entren en el reino de Dios los que tienen riquezas!
(Luke 18:24)
Porque es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios."
Los que oyeron esto, dijeron: "¿Y quién podrá salvarse?"
(Luke 18:26)
Lo imposible para los hombres es posible para Dios," respondió Jesús.
(Luke 18:27)
Y Pedro dijo: "Nosotros hemos dejado todo y Te hemos seguido."
(Luke 18:28)