Nueva Biblia Latinoamericana
Y vino a mí la palabra del SEÑOR: (Ezekiel 25:1)
Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los Amonitas, y profetiza contra ellos. (Ezekiel 25:2)
Dile a los Amonitas: 'Oigan la palabra del Señor DIOS. Así dice el Señor DIOS: "Por cuanto dijiste: '¡Ajá!' contra Mi santuario cuando era profanado, y contra la tierra de Israel cuando era desolada, y contra la casa de Judá cuando iba en cautiverio, (Ezekiel 25:3)
por tanto, te entregaré por posesión a los hijos del oriente, y asentarán en ti sus campamentos y pondrán en ti sus tiendas; ellos comerán tus frutos y beberán tu leche.
Yo haré de Rabá un pastizal para camellos, y de Amón un descansadero para rebaños. Así ustedes sabrán que Yo soy el SEÑOR.'" (Ezekiel 25:5)
Porque así dice el Señor DIOS: "Por haber batido palmas y golpeado con tus pies, por haberte alegrado con todo el escarnio de tu alma contra la tierra de Israel, (Ezekiel 25:6)
por tanto, Yo he extendido Mi mano contra ti y te daré por despojo a las naciones; te cortaré de entre los pueblos y te exterminaré de entre las tierras. Te destruiré. Así sabrás que Yo soy el SEÑOR.'" (Ezekiel 25:7)

Other publications related to "Ezekiel 25:4":

Dr. Roberto Miranda
When God gives a Word it will be fulfilled in every way
Dr. Roberto Miranda discusses the story of the provision of food in 2 Kings 7 and how it highlights the contrast between believers and doubters in fulfilling Gods Word.


Fabiana Manzewitsch
The strange work of the Lord
Reflection on the strange work of the Lord and how worship releases new strategies for his people.


Ezekiel 25:4 - Cross Reference

Joab combatió contra Rabá, ciudad de los Amonitas, y conquistó la ciudad real. (2 Samuel 12:26)
¿Quién ha levantado del oriente Al que El llama en justicia a Sus pies? Ante El entrega naciones, Y a reyes somete. Los deja como polvo con su espada, Como hojarasca los dispersa con su arco, (Isaiah 41:2)
Los Madianitas, los Amalecitas y todos los hijos del oriente estaban recostados en el valle, numerosos como langostas; y sus camellos eran innumerables, tan numerosos como la arena a la orilla del mar. (Judges 7:12)
Un pueblo que no conoces comerá el producto de tu suelo y de todo tu trabajo, y no serás más que un pueblo oprimido y quebrantado todos los días. (Deuteronomy 28:33)
No edificarán para que otro habite, Ni plantarán para que otro coma; Porque como los días de un árbol, así serán los días de Mi pueblo, Y Mis escogidos disfrutarán de la obra de sus manos. (Isaiah 65:22)
Porque sucedía que cuando los hijos de Israel sembraban, los Madianitas venían con los Amalecitas y los hijos del oriente y subían contra ellos. (Judges 6:3)
Todos los Madianitas, los Amalecitas y los hijos del oriente se reunieron, y cruzaron y acamparon en el Valle de Jezreel. (Judges 6:33)
Ahora bien, Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y sus ejércitos con ellos, unos 15,000 hombres, los que habían quedado de todo el ejército de los hijos del oriente. Porque los que habían caído eran 120,000 hombres que sacaban espada. (Judges 8:10)
Entonces Jacob siguió su camino, y fue a la tierra de los hijos del oriente. (Genesis 29:1)
Pero el noble concibe planes nobles, Y en las cosas nobles se afirma. (Isaiah 32:8)
Y la sabiduría de Salomón sobrepasó la sabiduría de todos los hijos del oriente y toda la sabiduría de Egipto. (1 Kings 4:30)
Y comenzó su discurso (parábola), y dijo: "Desde Aram me ha traído Balac, Rey de Moab, desde los montes del oriente: 'Ven, y maldíceme a Jacob; Ven, y condena a Israel.' (Numbers 23:7)
Yo, por Mi parte, les haré esto: Pondré sobre ustedes terror repentino, tisis y fiebre que consuman los ojos y hagan desfallecer el alma. En vano sembrarán su semilla, pues sus enemigos la comerán. (Leviticus 26:16)
La tierra de ustedes está desolada, Sus ciudades quemadas por el fuego, Su suelo lo devoran los extraños delante de ustedes, Y es una desolación, como destruida por extraños. (Isaiah 1:7)
Se comerá la cría de tu ganado y el fruto de tu suelo, hasta que seas destruido; tampoco te dejará grano, ni vino nuevo, ni aceite, ni el aumento de tu ganado, ni las crías de tu rebaño, hasta que te haya hecho perecer. (Deuteronomy 28:51)