Como pájaro que vaga lejos de su nido, Así es el hombre que vaga lejos de su hogar.
(Proverbs 27:8)El ungüento y el perfume alegran el corazón, Y dulce para su amigo es el consejo del hombre.
(Proverbs 27:9)No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre, Ni vayas a la casa de tu hermano el día de tu infortunio. Mejor es un vecino cerca que un hermano lejos.
(Proverbs 27:10)Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, Para que yo responda al que me afrenta.
El hombre prudente ve el mal y se esconde, Los simples siguen adelante y pagan las consecuencias.
(Proverbs 27:12)Tómale la ropa al que sale fiador del extraño; Y tómale prenda por la mujer desconocida.
(Proverbs 27:13)Al que muy de mañana bendice a su amigo en alta voz, Le será contado como una maldición.
(Proverbs 27:14)Other publications related to "Proverbs 27:11":
Proverbs 27:11 - Cross Reference
Los proverbios de Salomón. El hijo sabio alegra al padre, Pero el hijo necio es tristeza para su madre.
(Proverbs 10:1)Así tendré respuesta para el que me afrenta, Pues confío en Tu palabra.
(Psalm 119:42)Yo, Pablo, escribo esto con mi propia mano. Yo lo pagaré (por no decirte que aun tú mismo te me debes a mí).
(Philemon 1:19)Mucho me alegré al encontrar algunos de tus hijos andando en la verdad, tal como hemos recibido mandamiento del Padre.
(2 John 1:4)El hijo sabio alegra al padre, Pero el hombre necio desprecia a su madre.
(Proverbs 15:20)El padre del justo se regocijará en gran manera, Y el que engendra un sabio se alegrará en él.
(Proverbs 23:24)Pues he llegado a tener mucho gozo y consuelo en tu amor, porque los corazones de los santos han sido confortados por ti, hermano.
(Philemon 1:7)El que ama la sabiduría alegra a su padre, Pero el que anda con rameras malgasta su fortuna.
(Proverbs 29:3)Como flechas en la mano del guerrero, Así son los hijos tenidos en la juventud.
(Psalm 127:4)Hijo mío, si tu corazón es sabio, Mi corazón también se me alegrará;
(Proverbs 23:15)Asimismo aborrecí todo el fruto de mi trabajo con que me había afanado bajo el sol, el cual tendré que dejar al hombre que vendrá después de mí.
(Ecclesiastes 2:18)