Y ahora el SEÑOR ya ha puesto un espíritu de mentira en boca de todos estos sus profetas; pues el SEÑOR ha decretado el mal contra usted."
(1 Reyes 22:23)
Entonces se acercó Sedequías, hijo de Quenaana, y golpeó a Micaías en la mejilla y dijo: "¿Cómo es que el Espíritu del SEÑOR pasó de mí para hablarte a ti?"
(1 Reyes 22:24)
Respondió Micaías: "Tú mismo lo verás aquel día en que entres en un aposento interior para esconderte."
(1 Reyes 22:25)
Entonces el rey de Israel dijo: "Toma a Micaías y llévaselo a Amón, gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey,
y dile: 'Así dice el rey: "Echen a éste a la cárcel, y aliméntenlo con poco pan y poca agua hasta que yo vuelva en paz."'"
(1 Reyes 22:27)
Micaías le respondió: "Si en verdad vuelves en paz, el SEÑOR no ha hablado por mí." Y añadió: "Oigan, pueblos todos."
(1 Reyes 22:28)
El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, subieron contra Ramot de Galaad.
(1 Reyes 22:29)
