las aguas que venían de arriba se detuvieron y se elevaron en un montón, a una gran distancia en Adam, la ciudad que está al lado de Saretán. Las aguas que descendían hacia el mar de Arabá, el Mar Salado, fueron cortadas completamente. Así el pueblo pasó hasta estar frente a Jericó. (Josué 3:16)

Los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del SEÑOR estuvieron en tierra seca en medio del Jordán mientras que todo Israel cruzaba sobre tierra seca, hasta que todo el pueblo acabó de pasar el Jordán. (Josué 3:17)

Cuando todo el pueblo acabó de pasar el Jordán, el SEÑOR le dijo a Josué: (Josué 4:1)

Escojan doce hombres del pueblo, uno de cada tribu,

y ordénenles: 'Tomen doce piedras de aquí, de en medio del Jordán, del lugar donde los pies de los sacerdotes están firmes, y llévenlas con ustedes y colóquenlas en el lugar donde han de pasar la noche.'" (Josué 4:3)

Josué llamó a los doce hombres que había señalado de entre los Israelitas, uno de cada tribu; (Josué 4:4)

y Josué les dijo: "Pasen delante del arca del SEÑOR su Dios al medio del Jordán, y alce cada uno una piedra sobre su hombro, de acuerdo con el número de las tribus de los Israelitas. (Josué 4:5)

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Josué 4:2 - Referencia Cruzada

Elías tomó doce piedras conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien había venido la palabra del SEÑOR, diciendo: "Israel será tu nombre." (1 Reyes 18:31)

Me agradó el plan, y tomé a doce hombres de entre ustedes, un hombre por cada tribu. (Deuteronomio 1:23)

Tú mismo envía hombres a fin de que reconozcan la tierra de Canaán, que voy a dar a los Israelitas. Enviarás un hombre de cada una de las tribus de sus padres, cada uno de ellos jefe entre ellos." (Números 13:2)

Ahora pues, tomen doce hombres de las tribus de Israel, un hombre de cada tribu. (Josué 3:12)

De cada tribu tomarás un jefe para repartir la tierra por heredad. (Números 34:18)

Con ustedes estará además, un hombre de cada tribu, cada uno jefe de su casa paterna. (Números 1:4)

Llamando a Sus doce discípulos, Jesús les dio poder (autoridad) sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. (Mateo 10:1)