Ahora pues, devuelve la mujer al marido, porque él es profeta y orará por ti, y vivirás. Pero si no la devuelves, sabe que de cierto morirás, tú y todos los tuyos."
(Génesis 20:7)Abimelec se levantó muy de mañana, llamó a todos sus siervos y relató todas estas cosas a oídos de ellos; y los hombres se atemorizaron en gran manera.
(Génesis 20:8)Entonces Abimelec llamó a Abraham, y le dijo: "¿Qué nos has hecho? ¿Y en qué he pecado contra ti, para que hayas traído sobre mí y sobre mi reino un pecado tan grande? Me has hecho cosas que no se deben hacer."
(Génesis 20:9)Abimelec añadió a Abraham: "¿Qué has hallado para que hayas hecho esto?"
Y Abraham respondió: "Porque me dije: Sin duda no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer.
(Génesis 20:11)Además, en realidad es mi hermana, hija de mi padre, pero no hija de mi madre. Ella vino a ser mi mujer.
(Génesis 20:12)Cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije a ella: 'Este es el favor que me harás: a cualquier lugar que vayamos, dirás de mí: "Es mi hermano."'"
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