Pero Balaam respondió a Balac: "¿No te dije que todo lo que el SEÑOR hable, eso debo hacer?" (Números 23:26)

Y Balac dijo a Balaam: "Ven, te ruego, te llevaré a otro lugar; quizá le plazca a Dios que me los maldigas desde allí." (Números 23:27)

Entonces Balac llevó a Balaam a la cumbre del Monte Peor, que da hacia el desierto. (Números 23:28)

Balac hizo tal como Balaam le había dicho y ofreció un novillo y un carnero en cada altar. (Números 23:30)

Cuando Balaam vio que agradaba al SEÑOR bendecir a Israel, no fue como otras veces a buscar presagios, sino que puso su rostro hacia el desierto. (Números 24:1)

Y levantó Balaam sus ojos y vio a Israel acampado por tribus; y vino sobre él el Espíritu de Dios. (Números 24:2)