Nueva Biblia Latinoamericana
Entonces Sarai dijo a Abram: "Recaiga sobre ti mi agravio. Yo entregué a mi sierva en tus brazos. Pero cuando ella vio que había concebido, me miró con desprecio. Juzgue el SEÑOR entre tú y yo." (Génesis 16:5)
Pero Abram dijo a Sarai: "Mira, tu sierva está bajo tu poder; haz con ella lo que mejor te parezca." Y Sarai trató muy mal a Agar y ella huyó de su presencia. (Génesis 16:6)
El ángel del SEÑOR la encontró junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente en el camino de Shur, (Génesis 16:7)
y le dijo: "Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde has venido y a dónde vas?" Ella le respondió: "Huyo de la presencia de mi señora Sarai."
Vuelve a tu señora y sométete a su autoridad," le dijo el ángel del SEÑOR. (Génesis 16:9)
El ángel del SEÑOR añadió: "Multiplicaré de tal manera tu descendencia que no se podrá contar por su multitud." (Génesis 16:10)
El ángel del SEÑOR le dijo además: "Has concebido Y darás a luz un hijo; Y le llamarás Ismael, Porque el SEÑOR ha oído tu aflicción. (Génesis 16:11)

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Génesis 16:8 - Referencia Cruzada

Y Abram se llegó a Agar, y ella concibió. Cuando ella vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. (Génesis 16:4)
Siervos, obedezcan a sus amos en la tierra, con temor y temblor, con la sinceridad de su corazón, como a Cristo; (Efesios 6:5)
Pero el SEÑOR Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?" (Génesis 3:9)
Y el SEÑOR le dijo: "¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a Mí desde la tierra. (Génesis 4:10)
Todos los que están bajo yugo como esclavos, consideren a sus propios amos como dignos de todo honor, para que el nombre de Dios y nuestra doctrina no sean blasfemados. (1 Timoteo 6:1)
¿No te ha sucedido esto Por haber dejado al SEÑOR tu Dios, Cuando El te guiaba por el camino? (Jeremías 2:17)
Sarai, mujer de Abram, no le había dado a luz hijo alguno. Pero ella tenía una sierva Egipcia que se llamaba Agar. (Génesis 16:1)
Si la ira del gobernante se levanta contra ti, No abandones tu puesto, Porque la serenidad suaviza grandes ofensas. (Eclesiastés 10:4)
Ahora pues, ruego a mi señor el rey que escuche las palabras de su siervo. Si el SEÑOR lo ha movido a usted contra mí, que El acepte una ofrenda, pero si son hombres, malditos sean delante del SEÑOR, porque me han expulsado hoy para que yo no tenga parte en la heredad del SEÑOR, y me dicen: 'Ve, sirve a otros dioses.' (1 Samuel 26:19)