Nueva Biblia Latinoamericana
Cuídense de esos perros (de los Judaizantes), cuídense de los malos obreros, cuídense de la falsa circuncisión. (Filipenses 3:2)
Porque nosotros somos la verdadera circuncisión, que adoramos en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no poniendo la confianza en la carne, (Filipenses 3:3)
aunque yo mismo podría confiar también en la carne. Si algún otro cree tener motivo para confiar en la carne, yo mucho más: (Filipenses 3:4)
circuncidado a los ocho días de nacer, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, Hebreo de Hebreos; en cuanto a la Ley, Fariseo;
en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la Ley, hallado irreprensible. (Filipenses 3:6)
Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. (Filipenses 3:7)
Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por El lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, (Filipenses 3:8)

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En Colosenses 2:8-17, Pablo advierte a la iglesia sobre las filosofías y sutilezas vacías que tratan de cuestionar y confundir las bases bíblicas del Evangelio. Él enfatiza que la plenitud de la deidad habita en Jesucristo y que en Él hemos sido circuncidados y tenemos una nueva vida. Además, Jesús quitó nuestros pecados y anuló el acta de los decretos que nos acusaban, liberándonos de nuestra prisión. También despojó a los principados y potestades, exhibiéndolos públicamente en un desfile para mostrar su victoria sobre ellos.


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Filipenses 3:5 - Referencia Cruzada

Y estaba allí con nosotros un joven Hebreo, un siervo del capitán de la guardia. Y se los contamos, y él nos interpretó los sueños. A cada uno interpretó su sueño. (Génesis 41:12)
¿Son ellos Hebreos? Yo también. ¿Son Israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. (2 Corintios 11:22)
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, Le pusieron por nombre Jesús, el nombre dado por el ángel antes de que El fuera concebido en el seno materno. (Lucas 2:21)
Digo entonces: ¿Acaso ha desechado Dios a Su pueblo? ¡De ningún modo! Porque yo también soy Israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín. (Romanos 11:1)
Yo soy Judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, educado bajo Gamaliel en estricta conformidad a la ley de nuestros padres, siendo tan celoso de Dios como todos ustedes lo son hoy. (Hechos 22:3)
Entonces Pablo, dándose cuenta de que una parte eran Saduceos y otra Fariseos, alzó la voz en el Concilio: "Hermanos, yo soy Fariseo, hijo de Fariseos. Se me juzga a causa de la esperanza de la resurrección de los muertos." (Hechos 23:6)
Uno de los que escaparon vino y se lo hizo saber a Abram el Hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre el Amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, y éstos eran aliados de Abram. (Génesis 14:13)
A la edad de ocho días será circuncidado entre ustedes todo varón por sus generaciones; asimismo el siervo nacido en tu casa, o que sea comprado con dinero a cualquier extranjero, que no sea de tu descendencia. (Génesis 17:12)
El les respondió: "Soy Hebreo, y temo al SEÑOR Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra." (Jonás 1:9)
Jesús les respondió: "Una sola obra hice y todos se admiran. (Juan 7:21)
Porque la verdad es que yo fui secuestrado de la tierra de los Hebreos, y aun aquí no he hecho nada para que me pusieran en el calabozo." (Génesis 40:15)
Al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y lo iban a llamar Zacarías según el nombre de su padre. (Lucas 1:59)
Al oír los Filisteos el ruido del clamor, dijeron: "¿Qué significa el ruido de este gran clamor en el campamento de los Hebreos?" Entonces comprendieron que el arca del SEÑOR había llegado al campamento. (1 Samuel 4:6)
Por aquellos días, al multiplicarse el número de los discípulos, surgió una queja de parte de los Judíos Helenistas en contra de los Judíos nativos, porque sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos . (Hechos 6:1)
Pues bien, todos los Judíos conocen mi vida desde mi juventud, que desde el principio transcurrió entre los de mi pueblo (mi nación) y en Jerusalén; (Hechos 26:4)