Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad,
(Gálatas 5:22)mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.
(Gálatas 5:23)Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
(Gálatas 5:24)Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
No nos hagamos vanagloriosos, provocándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
(Gálatas 5:26)Hermanos, aun si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restáurenlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
(Gálatas 6:1)Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo (el Mesías).
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Gálatas 5:25 - Referencia Cruzada
Y si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, sin embargo, el espíritu está vivo (es vida) a causa de la justicia.
(Romanos 8:10)Porque con este fin fue predicado el evangelio (fueron anunciadas las buenas nuevas) aun a los muertos, para que aunque sean juzgados en la carne como hombres, vivan en el espíritu conforme a la voluntad de Dios.
(1 Pedro 4:6)El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo les he hablado son espíritu y son vida.
(Juan 6:63)Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte.
(Romanos 8:2)Así también está escrito: "El primer HOMBRE, Adán, FUE HECHO ALMA VIVIENTE." El último Adán, espíritu que da vida.
(1 Corintios 15:45)el cual también nos hizo suficientes como ministros (servidores) de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu. Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.
(2 Corintios 3:6)Pero después de los tres días y medio, el aliento de vida de parte de Dios vino a ellos y se pusieron en pie, y gran temor cayó sobre quienes los contemplaban.
(Apocalipsis 11:11)Digo, pues: anden por el Espíritu, y no cumplirán el deseo de la carne.
(Gálatas 5:16)para que el requisito de la Ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
(Romanos 8:4)