Pero si no hay intérprete, que guarde silencio en la iglesia y que hable para sí y para Dios.
(1 Corintios 14:28)Pero si a otro que está sentado le es revelado algo, que calle el primero.
(1 Corintios 14:30)Porque todos pueden profetizar uno por uno, para que todos aprendan y todos sean exhortados.
Porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz, como en todas las iglesias de los santos.
(1 Corintios 14:33)Las mujeres guarden silencio en las iglesias, porque no les es permitido hablar, antes bien, que se sujeten como dice también la Ley.
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1 Corintios 14:31 - Referencia Cruzada
Les exhortamos, hermanos, a que amonesten a los indisciplinados, animen a los desalentados, sostengan a los débiles y sean pacientes con todos.
(1 Tesalonicenses 5:14)Y si quieren aprender algo, que pregunten a sus propios maridos en casa, porque no es correcto que la mujer hable en la iglesia.
(1 Corintios 14:35)es decir, para que cuando esté entre ustedes nos confortemos mutuamente, cada uno por la fe del otro, tanto la de ustedes como la mía.
(Romanos 1:12)Sin embargo, en la iglesia prefiero (deseo) hablar cinco palabras con mi entendimiento, para instruir también a otros, antes que diez mil palabras en lenguas.
(1 Corintios 14:19)El sabio oirá y crecerá en conocimiento, Y el inteligente adquirirá habilidad,
(Proverbios 1:5)Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
(1 Corintios 14:3)Por tanto, confórtense (aliéntense) los unos a los otros, y edifíquense el uno al otro, tal como lo están haciendo.
(1 Tesalonicenses 5:11)Pero Dios, que consuela a los deprimidos, nos consoló con la llegada de Tito;
(2 Corintios 7:6)Y El dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros,
(Efesios 4:11)a quien he enviado a ustedes precisamente para esto, para que sepan de nosotros y para que consuele sus corazones.
(Efesios 6:22)Da instrucción al sabio, y será aún más sabio, Enseña al justo, y aumentará su saber.
(Proverbios 9:9)el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción, dándoles el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios.
(2 Corintios 1:4)