Nueva Biblia Latinoamericana
Como el puerto no era adecuado para invernar, la mayoría tomó la decisión de hacerse a la mar desde allí, para ver si les era posible arribar a Fenice, un puerto de Creta que mira hacia el nordeste y el sudeste, y pasar el invierno allí. (Hechos 27:12)
Cuando comenzó a soplar un moderado viento del sur, creyendo que habían logrado su propósito, levaron anclas y navegaban costeando a Creta. (Hechos 27:13)
Pero no mucho después, desde tierra comenzó a soplar un viento huracanado que se llama Euroclidón (viento del nordeste), (Hechos 27:14)
y siendo azotada la nave, y no pudiendo hacer frente al viento nos abandonamos a él y nos dejamos llevar a la deriva.
Navegando al amparo de una pequeña isla llamada Clauda, con mucha dificultad pudimos sujetar el bote salvavidas. (Hechos 27:16)
Después que lo alzaron, usaron amarras para sujetar la nave. Temiendo encallar en los bancos de Sirte, echaron el ancla flotante y se abandonaron a la deriva. (Hechos 27:17)
Al día siguiente, mientras éramos sacudidos furiosamente por la tormenta, comenzaron a arrojar la carga. (Hechos 27:18)

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Hechos 27:15 - Referencia Cruzada

Llegada la decimocuarta noche, mientras éramos llevados a la deriva en el mar Adriático, a eso de la medianoche los marineros presentían que se estaban acercando a tierra. (Hechos 27:27)
Miren también las naves; aunque son tan grandes e impulsadas por fuertes vientos, son, sin embargo, dirigidas mediante un timón muy pequeño por donde la voluntad del piloto quiere. (Santiago 3:4)