acerca del cual, estando yo en Jerusalén, los principales sacerdotes y los ancianos de los Judíos presentaron acusaciones contra él, pidiendo sentencia condenatoria contra él.
(Hechos 25:15)Yo les respondí que no es costumbre de los Romanos entregar a un hombre sin que antes el acusado confronte a sus acusadores, y tenga la oportunidad de defenderse de los cargos.
(Hechos 25:16)Así que cuando se reunieron aquí, sin ninguna demora, al día siguiente me senté en el tribunal y ordené traer al hombre.
(Hechos 25:17)Levantándose los acusadores, presentaban acusaciones contra él, pero no de la clase de crímenes que yo suponía,
sino que simplemente tenían contra él ciertas cuestiones sobre su propia religión, y sobre cierto Jesús, ya muerto, de quien Pablo afirmaba que estaba vivo.
(Hechos 25:19)Pero estando yo perplejo cómo investigar estas cuestiones, le pregunté si estaba dispuesto a ir a Jerusalén y ser juzgado de estas cosas allá.
(Hechos 25:20)Pero como Pablo apeló que se le tuviera bajo custodia para que el emperador Nerón diera el fallo, ordené que continuara bajo custodia hasta que yo lo enviara al César."
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