Nueva Biblia Latinoamericana
El rey respondió a los Caldeos: "Mis órdenes son firmes: si no me dan a conocer el sueño y su interpretación, serán descuartizados y sus casas serán reducidas a escombros. (Daniel 2:5)
Pero si me declaran el sueño y su interpretación, recibirán de mí regalos, recompensas y grandes honores. Por tanto, declárenme el sueño y su interpretación." (Daniel 2:6)
Respondieron ellos por segunda vez: "Refiera el rey su sueño a sus siervos, y declararemos la interpretación." (Daniel 2:7)
Respondió el rey: "Ciertamente sé que quieren ganar tiempo, porque ven que mis órdenes son firmes.
Si no me declaran el sueño, hay una sola sentencia para ustedes. Porque se han concertado para hablar delante de mí palabras falsas y perversas hasta que cambie la situación. Por tanto, díganme el sueño para que yo sepa que me pueden dar su interpretación." (Daniel 2:9)
Los Caldeos respondieron al rey: "No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto al rey, puesto que ningún gran rey o gobernante jamás ha pedido cosa semejante a ningún mago (sacerdote adivino), encantador o Caldeo. (Daniel 2:10)
Lo que el rey demanda es difícil y no hay nadie que lo pueda declarar al rey sino los dioses cuya morada no está entre los hombres." (Daniel 2:11)

Otras publicaciones relacionadas con "Daniel 2:8":

Dr. Roberto Miranda
Cuando Dios da una Palabra se cumplirá en todos los sentidos
Artículo sobre la importancia de creer en las palabras proféticas de Dios y cómo estas se cumplen, incluso en momentos de incredulidad y sufrimiento espiritual. Se habla de un gran mover profético que traerá una cosecha de almas y bendición a las naciones, y cómo la Palabra de la Iglesia será un poderoso rompe cercos del enemigo.


Dr. Roberto Miranda
Tenemos que cuidar las grandes visiones
Meditación sobre el capítulo 4 de 2 Reyes y el diálogo entre la sunamita y su esposo, destacando la importancia de reservar las grandes visiones para compartir con personas que puedan apoyarnos y fortalecernos.


Daniel 2:8 - Referencia Cruzada

Anden sabiamente para con los de afuera, aprovechando bien el tiempo. (Colosenses 4:5)
aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. (Efesios 5:16)