El tiempo ha llegado, ha venido el día. No se alegre el que compra ni se lamente el que vende, porque el furor está sobre toda su multitud.
(Ezequiel 7:12)Ciertamente el vendedor no recuperará lo vendido mientras ambos vivan, porque la visión acerca de toda su multitud no será revocada; y nadie, a causa de su iniquidad, podrá conservar su vida.
(Ezequiel 7:13)Han tocado la trompeta y lo han preparado todo, pero nadie va a la batalla; porque Mi furor está contra toda su multitud.
(Ezequiel 7:14)La espada está afuera, y la plaga y el hambre están dentro. El que esté en el campo morirá a espada, y al que esté en la ciudad, la plaga y el hambre lo consumirán.
Aun cuando escapen los sobrevivientes, estarán sobre los montes como palomas de los valles, todos ellos gimiendo por su iniquidad.
(Ezequiel 7:16)Todas las manos se debilitarán, y todas las rodillas serán como de agua.
(Ezequiel 7:17)Se ceñirán de cilicio y los cubrirá el terror; en todos los rostros habrá vergüenza y todas las cabezas estarán rapadas.
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Ezequiel 7:15 - Referencia Cruzada
Una tercera parte de ti morirá de pestilencia o será consumida por el hambre en medio de ti, otra tercera parte caerá a espada alrededor de ti y la otra tercera parte esparciré a todos los vientos, y Yo desenvainaré la espada tras ellos.
(Ezequiel 5:12)El que esté lejos morirá de pestilencia, el que esté cerca caerá a espada, y el que quede y esté sitiado morirá de hambre. Así desahogaré Mi furor sobre ellos.
(Ezequiel 6:12)Si salgo al campo, Veo muertos a espada; Y si entro en la ciudad, Hay enfermedades por el hambre. Porque tanto el profeta como el sacerdote Andan errantes en una tierra que no conocen.'"
(Jeremías 14:18)Y cuando te digan: '¿Adónde iremos?' les responderás: 'Así dice el SEÑOR: "Los destinados para la muerte, a la muerte; Los destinados para la espada, a la espada; Los destinados para el hambre, al hambre, Y los destinados para el cautiverio, al cautiverio."'
(Jeremías 15:2)Mira, oh SEÑOR, que estoy angustiada; Hierven mis entrañas, Mi corazón se revuelve dentro de mí, Porque he sido muy rebelde. En la calle la espada me deja sin hijos, En la casa es como la muerte.
(Lamentaciones 1:20)