Novilla hermosa es Egipto, Pero un tábano del norte viene; ya está al venir.
(Jeremías 46:20)
También sus mercenarios en medio de ella Son como becerros engordados; Porque también ellos se han vuelto atrás, Y a una han huido, no resistieron; Porque el día de su ruina ha venido sobre ellos, La hora de su castigo.
(Jeremías 46:21)
Se oye su sonido como el de una serpiente, Pues el enemigo avanza como un ejército. Vienen contra ella con hachas, como leñadores.
(Jeremías 46:22)
Talan su bosque," declara el SEÑOR "Aunque sea impenetrable, Aunque sean más numerosos que las langostas, Innumerables.
Es avergonzada la hija de Egipto, Es entregada al poder del pueblo del norte."
(Jeremías 46:24)
Dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: "Voy a castigar a Amón de Tebas, a Faraón y a Egipto junto con sus dioses y sus reyes; a Faraón y a los que en él confían.
(Jeremías 46:25)
Y los entregaré en manos de los que buscan su vida, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de su siervo. Pero después será habitado como en los días de antaño," declara el SEÑOR.
(Jeremías 46:26)
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Jeremías 46:23 - Referencia Cruzada
El destruirá la gloria de su bosque y de su fértil huerto, tanto el alma como el cuerpo, Y será como cuando un enfermo languidece.
(Isaías 10:18)
Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Teman y habla contra el sur, profetiza contra el bosque del Neguev (región del sur),
(Ezequiel 20:46)
Cuando abrió el pozo del abismo, subió humo del pozo como el humo de un gran horno, y el sol y el aire se oscurecieron por el humo del pozo.
(Apocalipsis 9:2)
Porque subían con su ganado y sus tiendas, y entraban como langostas en multitud. Tanto ellos como sus camellos eran innumerables, y entraban en la tierra para devastarla.
(Jueces 6:5)
Entonces los compensaré por los años En que devoraban la langosta, El pulgón, el saltón y la oruga, Mi gran ejército, que envié contra ustedes.
(Joel 2:25)
Los Madianitas, los Amalecitas y todos los hijos del oriente estaban recostados en el valle, numerosos como langostas; y sus camellos eran innumerables, tan numerosos como la arena a la orilla del mar.
(Jueces 7:12)