Nueva Biblia Latinoamericana
Tu comportamiento y tus acciones Te han traído estas cosas. Esta es tu maldad. ¡Qué amarga! ¡Cómo ha penetrado hasta tu corazón!" (Jeremías 4:18)
¡Alma mía, alma mía! (¡Entrañas mías, entrañas mías!) Estoy angustiado, ¡oh corazón mío! Mi corazón se agita dentro de mí; No callaré, Porque has oído, alma mía, El sonido de la trompeta, El pregón de guerra. (Jeremías 4:19)
Desastre sobre desastre se anuncia, Porque es arrasada toda la tierra. De repente son arrasadas mis tiendas, En un instante mis cortinas. (Jeremías 4:20)
¿Hasta cuándo he de ver la bandera Y he de oír el sonido de la trompeta?
Porque Mi pueblo es necio, No Me conoce; Hijos torpes son, No son inteligentes. Astutos son para hacer el mal, Pero no saben hacer el bien." (Jeremías 4:22)
Miré a la tierra, y estaba sin orden y vacía; Y a los cielos, y no tenían luz. (Jeremías 4:23)
Miré a los montes, y temblaban, Y todas las colinas se estremecían. (Jeremías 4:24)

Otras publicaciones relacionadas con "Jeremías 4:21":

El enjambre de langostas
En este artículo, Steve Johnson habla sobre el libro de Joel y cómo el arrepentimiento activo puede prevenir la destrucción causada por nuestras promesas rotas y nuestro pecado, como las langostas que devoran todo en su camino.


Fabiana Manzewitsch
La obra extraña del Señor
En este artículo se habla sobre la obra extraña de Dios y cómo Él puede llevarnos a situaciones incómodas para obrar en nosotros. Se destacan dos pasajes bíblicos donde se enfatiza la importancia de la adoración y la sensibilidad a los vientos del Espíritu. El predicador anima a la congregación a buscar la presencia de Dios y estar atentos a Sus nuevas estrategias.


Jeremías 4:21 - Referencia Cruzada

Entonces Dios hizo subir contra ellos al rey de los Caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la casa de su santuario, y no tuvo compasión del joven ni de la virgen, del viejo ni del débil; a todos ellos los entregó en su mano. (2 Crónicas 36:17)
Declaren en Judá y proclamen en Jerusalén, y digan: "Toquen la trompeta en la tierra; Clamen en alta voz, y digan: 'Reúnanse y entremos En las ciudades fortificadas.' (Jeremías 4:5)
¡Huyan, hijos de Benjamín, De en medio de Jerusalén! Toquen trompeta en Tecoa, Y alcen señal sobre Bet Haquerem, Porque desde el norte se asoma el mal Y una gran destrucción. (Jeremías 6:1)
Pero el rey de Egipto lo destituyó en Jerusalén, e impuso a la tierra una multa de 3.4 toneladas de plata y 34 kilos de oro. (2 Crónicas 36:3)
A la vuelta del año, el rey Nabucodonosor mandó que lo trajeran a Babilonia con los objetos preciosos de la casa del SEÑOR, y nombró a su pariente Sedequías rey sobre Judá y Jerusalén. (2 Crónicas 36:10)
Entonces Jeremías entonó una elegía por Josías. Y todos los cantores y cantoras en sus lamentaciones hablan de Josías hasta hoy. Y las establecieron como ordenanza en Israel. También están escritas en las Lamentaciones. (2 Crónicas 35:25)
Subió contra él Nabucodonosor, rey de Babilonia, y lo ató con cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia. (2 Crónicas 36:6)
¡Alma mía, alma mía! (¡Entrañas mías, entrañas mías!) Estoy angustiado, ¡oh corazón mío! Mi corazón se agita dentro de mí; No callaré, Porque has oído, alma mía, El sonido de la trompeta, El pregón de guerra. (Jeremías 4:19)