Nueva Biblia Latinoamericana
Miren cómo sus valientes claman en las calles, Los mensajeros de paz lloran amargamente. (Isaías 33:7)
Las calzadas están desiertas, el viajero ya no pasa. Ha quebrantado el pacto, ha despreciado las ciudades, No tiene en estima al hombre. (Isaías 33:8)
La tierra está de duelo y desfallece, El Líbano está avergonzado y se marchita. Sarón es como una llanura desierta, Y pierden su follaje Basán y el Carmelo. (Isaías 33:9)
Ahora me levantaré," dice el SEÑOR "ahora seré exaltado, ahora seré ensalzado.
Ustedes concibieron hierba seca, darán a luz rastrojo; Mi aliento como fuego los consumirá. (Isaías 33:11)
Y los pueblos serán calcinados, Como espinos cortados que son quemados en el fuego. (Isaías 33:12)
Oigan, los que están lejos, lo que he hecho; Y los que están cerca, reconozcan Mi poder." (Isaías 33:13)

Otras publicaciones relacionadas con "Isaías 33:10":

Andrés Cisterna
Rogad al Señor por la paz de esta ciudad
En este artículo, Andrés Cisterna nos habla de la importancia de procurar el bienestar de la ciudad en la que estamos y rogar por ella a Dios para que su paz descienda sobre nosotros. Debemos promover la justicia, la bondad y la misericordia en nuestra ciudad y levantarnos para servir a su creación en este mundo.


Eldin Villafañe
Procurad la paz de la ciudad y orad por ella
El artículo habla sobre la importancia de buscar la paz de la ciudad y orar por ella, para ser instrumentos de la luz de Cristo y recibir la bendición divina.


Isaías 33:10 - Referencia Cruzada

Mil huirán ante la amenaza de uno solo; Ante la amenaza de cinco huirán, Hasta que sean dejados como una enseña (un asta) en la cima de un monte, Y como señal (estandarte) sobre una colina. (Isaías 30:17)
Por eso el Señor, DIOS de los ejércitos, enviará una enfermedad extenuante entre sus robustos guerreros; Y debajo de su gloria encenderá una hoguera como fuego abrasador. (Isaías 10:16)
Estén quietos, y sepan que Yo soy Dios; Exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra. (Salmos 46:10)
Vio que no había nadie, Y se asombró de que no hubiera quien intercediera. Entonces Su brazo Le trajo salvación, Y Su justicia Lo sostuvo. (Isaías 59:16)
Por la desolación del afligido, por los gemidos del menesteroso, Me levantaré ahora," dice el SEÑOR; "lo pondré en la seguridad que anhela." (Salmos 12:5)
El Señor, DIOS de los ejércitos, Desgajará el ramaje con terrible crujido. Los árboles de gran altura serán cortados, Los más elevados serán abatidos. (Isaías 10:33)
¡Ay de los que viven reposadamente en Sion, Y de los que se sienten seguros en el monte de Samaria, Los notables de las naciones principales, A quienes acude la casa de Israel! (Amós 6:1)
Y se meterá en las cavernas de las rocas y en las hendiduras de las peñas, Ante el terror del SEÑOR y ante el esplendor de Su majestad, Cuando El se levante para hacer temblar la tierra. (Isaías 2:21)
El enemigo dijo: 'Perseguiré, alcanzaré, repartiré el despojo; Se cumplirá mi deseo contra ellos; Sacaré mi espada, los destruirá mi mano.' (Éxodo 15:9)
El SEÑOR como guerrero saldrá, Como hombre de guerra despertará Su celo. Gritará, sí, lanzará un grito de guerra, Contra Sus enemigos prevalecerá. (Isaías 42:13)
Entonces sabrán los Egipcios que Yo soy el SEÑOR, cuando sea glorificado en Faraón, en sus carros y en su caballería." (Éxodo 14:18)
Te levantarás y tendrás compasión de Sion, Porque es tiempo de apiadarse de ella, Pues ha llegado la hora. (Salmos 102:13)
Levántate, oh SEÑOR, en Tu ira; Alzate contra la furia de mis adversarios, Y despiértate en favor mío; Tú has establecido juicio. (Salmos 7:6)
Entonces despertó el Señor como de un sueño, Como guerrero vencido por el vino, (Salmos 78:65)
Por tanto, espérenme," declara el SEÑOR, "hasta el día en que Me levante como testigo, Porque Mi decisión es reunir a las naciones, Juntar a los reinos, Para derramar sobre ellos Mi indignación, Todo el ardor de Mi ira. Porque por el fuego de Mi celo Toda la tierra será consumida. (Sofonías 3:8)
Porque el SEÑOR vindicará a Su pueblo Y tendrá compasión de Sus siervos, Cuando vea que su fuerza se ha ido, Y que nadie queda, ni siervo ni libre. (Deuteronomio 32:36)