Nueva Biblia Latinoamericana
El peso y las balanzas justas son del SEÑOR; Todas las pesas de la bolsa son obra Suya. (Proverbios 16:11)
Es abominación para los reyes cometer iniquidad, Porque el trono se afianza en la justicia. (Proverbios 16:12)
El agrado de los reyes son los labios justos, Y amado será el que hable lo recto. (Proverbios 16:13)
El furor del rey es como mensajero de muerte, Pero el hombre sabio lo aplacará.
En el resplandor del rostro del rey hay vida, Y su favor es como nube de lluvia tardía. (Proverbios 16:15)
Adquirir sabiduría, cuánto mejor que el oro, Y adquirir inteligencia es preferible a la plata. (Proverbios 16:16)
La senda de los rectos es apartarse del mal; El que guarda su camino preserva su alma. (Proverbios 16:17)

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Proverbios 16:14 - Referencia Cruzada

Entonces Nabucodonosor, enojado y furioso, dio orden de traer a Sadrac, Mesac y Abed Nego. Estos hombres, pues, fueron conducidos ante el rey. (Daniel 3:13)
Entonces él dijo: "Así me haga Dios, y aun me añada, si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, se mantiene sobre sus hombros hoy." (2 Reyes 6:31)
Así que Yo les digo, amigos Míos: no teman a los que matan el cuerpo, y después de esto no tienen nada más que puedan hacer. (Lucas 12:4)
Al instante el rey envió a un verdugo y le ordenó que trajera la cabeza de Juan. Y él fue y lo decapitó en la cárcel, (Marcus 6:27)
El rebelde sólo busca el mal, Y un cruel mensajero se enviará contra él. (Proverbios 17:11)
Como rugido de león es la ira del rey, Y su favor como rocío sobre la hierba. (Proverbios 19:12)
Como rugido de león es el furor del rey, El que lo provoca a ira pone en peligro su propia vida. (Proverbios 20:2)
Herodes (Agripa I) estaba muy enojado con los de Tiro y de Sidón. Pero ellos, de común acuerdo se presentaron ante él, y habiéndose ganado a Blasto, camarero del rey, pedían paz, pues su región era abastecida por el territorio del rey. (Hechos 12:20)
Si la ira del gobernante se levanta contra ti, No abandones tu puesto, Porque la serenidad suaviza grandes ofensas. (Eclesiastés 10:4)
Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: ¡Reconcíliense con Dios! (2 Corintios 5:20)