Al rayar el alba, fueron despedidos los hombres con sus asnos.
(Génesis 44:3)
Cuando ellos habían salido de la ciudad, y no estaban muy lejos, José dijo al mayordomo de su casa: "Levántate, sigue a esos hombres. Cuando los alcances, diles: '¿Por qué han pagado mal por bien?
(Génesis 44:4)
¿No es ésta la copa en que bebe mi señor, y que de hecho usa para adivinar? Obraron mal en lo que hicieron.'"
(Génesis 44:5)
Así que los alcanzó, les dijo estas palabras.
Y ellos le dijeron: "¿Por qué habla mi señor de esta manera? Lejos esté de sus siervos hacer tal cosa.
(Génesis 44:7)
El dinero que encontramos en la boca de nuestros costales, se lo volvimos a traer de la tierra de Canaán. ¿Cómo, pues, habíamos de robar de la casa de su señor plata u oro?
(Génesis 44:8)
Aquel de sus siervos que sea hallado con ella, que muera, y también nosotros entonces seremos esclavos de mi señor."
(Génesis 44:9)
