En cada una de las provincias y en todo lugar donde llegaba la orden del rey y su decreto, había entre los Judíos gran duelo y ayuno, llanto y lamento. Muchos se acostaban sobre cilicio y ceniza.
(Ester 4:3)Vinieron las doncellas de Ester y sus eunucos y se lo comunicaron, y la reina se angustió en gran manera. Y envió ropa para que Mardoqueo se vistiera y se quitara el cilicio de encima, pero él no la aceptó.
(Ester 4:4)Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos que el rey había puesto a su servicio, y le ordenó que fuera a Mardoqueo para saber qué era aquello y por qué.
(Ester 4:5)Y salió Hatac a donde estaba Mardoqueo en la plaza de la ciudad, frente a la puerta del rey.
Y Mardoqueo le informó de todo lo que le había acontecido, y la cantidad exacta de dinero que Amán había prometido pagar a los tesoros del rey por la destrucción de los Judíos.
(Ester 4:7)Le dio también una copia del texto del decreto que había sido promulgado en Susa para la destrucción de los Judíos, para que se la mostrara a Ester y le informara, y le mandara que ella fuera al rey para implorar su favor y para interceder ante él por su pueblo.
(Ester 4:8)Regresó Hatac y contó a Ester las palabras de Mardoqueo.
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Ester 4:6 - Referencia Cruzada
En cada una de las provincias y en todo lugar donde llegaba la orden del rey y su decreto, había entre los Judíos gran duelo y ayuno, llanto y lamento. Muchos se acostaban sobre cilicio y ceniza.
(Ester 4:3)Y el rey dijo a la reina Ester: "En la fortaleza de Susa los Judíos han matado y exterminado a 500 hombres y a los diez hijos de Amán. ¡Qué habrán hecho en las demás provincias del rey! ¿Cuál es tu petición ahora? Pues te será concedida. ¿Qué más quieres? También te será hecho."
(Ester 9:12)También el segundo día, mientras bebían vino en el banquete, el rey dijo a Ester: "¿Cuál es tu petición, reina Ester? Te será concedida. ¿Cuál es tu deseo? Hasta la mitad del reino se te dará."
(Ester 7:2)