Nueva Biblia Latinoamericana
Así murió Saúl con sus tres hijos, y todos los de su casa murieron junto con él. (1 Crónicas 10:6)
Cuando todos los hombres de Israel que vivían en el valle, vieron que los suyos habían huido y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron sus ciudades y huyeron; entonces los Filisteos vinieron y habitaron en ellas. (1 Crónicas 10:7)
Al día siguiente, cuando los Filisteos vinieron para despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus hijos caídos en el Monte Gilboa. (1 Crónicas 10:8)
Lo despojaron, tomaron su cabeza y sus armas y enviaron mensajeros por toda la tierra de los Filisteos para que llevaran las buenas nuevas a sus ídolos y al pueblo.
Pusieron su armadura en la casa de sus dioses y clavaron su cabeza en la casa de Dagón. (1 Crónicas 10:10)
Cuando los de Jabes de Galaad oyeron todo lo que los Filisteos habían hecho a Saúl, (1 Crónicas 10:11)
se levantaron todos los hombres valientes y se llevaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos, los trajeron a Jabes y enterraron sus huesos bajo la encina en Jabes, y ayunaron siete días. (1 Crónicas 10:12)

Otras publicaciones relacionadas con "1 Crónicas 10:9":

Susan Combs
Sal de la cueva
Lección sobre la importancia de reconocer nuestros errores y tener una relación íntima con Dios, basada en la historia de Elías en 1 Reyes 18-19.


Dr. Roberto Miranda
De la crisis a la bendición
El autor, Dr. Roberto Miranda, habla sobre cómo el capítulo 20 de Segundo de Crónicas de la Biblia puede ser un modelo para la vida cristiana en tiempos de crisis. Josafat y el pueblo de Judá buscaron a Dios a través de la oración y el ayuno en medio de una crisis nacional y fueron bendecidos con la victoria a través de la fe y la adoración. El artículo también menciona cómo la palabra Beraca se utiliza para describir un negocio cristiano en México y cómo la misma trayectoria de la crisis a la bendición puede ser nuestra si confiamos en Dios.


1 Crónicas 10:9 - Referencia Cruzada

sino que se ha ensalzado usted contra el Señor del cielo. Y han traído delante de usted los vasos de Su templo, y usted y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas, han estado bebiendo vino en ellos y han alabado a los dioses de plata y oro, de bronce, hierro, madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni entienden. Pero al Dios que tiene en Su mano su propio aliento y es dueño de todos sus caminos, no ha glorificado. (Daniel 5:23)
Los príncipes de los Filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a su dios Dagón, y para regocijarse, pues decían: "Nuestro dios ha entregado a nuestro enemigo Sansón en nuestras manos." (Jueces 16:23)
Trajeron su cabeza en una bandeja y se la dieron a la muchacha (Salomé), y ella se la llevó a su madre (Herodías). (Mateo 14:11)
No lo anuncien en Gat, No lo proclamen en las calles de Ascalón; Para que no se regocijen las hijas de los Filisteos, Para que no se alegren las hijas de los incircuncisos. (2 Samuel 1:20)
Mientras saboreaba el vino, Belsasar ordenó traer los vasos de oro y plata que Nabucodonosor su padre (antepasado) había sacado del templo que estaba en Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas. (Daniel 5:2)
Le cortaron la cabeza y lo despojaron de sus armas, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los Filisteos, para que llevaran las buenas nuevas a la casa de sus ídolos y al pueblo. (1 Samuel 31:9)
Entonces Saúl dijo a su escudero: "Saca tu espada y traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos y hagan burla de mí." Pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Por lo cual Saúl tomó su espada y se echó sobre ella. (1 Crónicas 10:4)