Siempre debemos estar preparados para testificar de nuestra fe
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
El pastor habla de su experiencia en un servicio ecuménico en la Catedral de Boston, donde se permitió ofrecer una reflexión sobre el incidente terrorista en la ciudad. Aprendió varias lecciones, incluida la necesidad de estar siempre preparado para testificar de la fe, no dejar que el temor impida hacer lo que Dios quiere, dejarse guiar por el Espíritu Santo y estar alerta a su voz, y no buscar la gloria personal sino ser un siervo del Señor. También destaca la importancia de estar arraigado en la palabra de Dios para poder aplicarla en la vida y ayudar a otros.
El autor rechaza la idea de que su participación en un evento mundial lo haga más importante que cualquier otra persona, y dice que Dios es quien saca a la gente del anonimato. También habla sobre la importancia de ser humilde y consciente de la fragilidad humana. Además, aborda la cuestión de por qué Dios permite que sucedan cosas malas en el mundo, explicando que hay tres jugadores en el drama de la historia: Dios, Satanás y el hombre. La humanidad ha entregado su poder a Satanás, lo que permite que estas cosas sucedan, y la iglesia debe ser una voz iluminadora para la humanidad, ofreciendo esperanza y presentando a un Dios de amor y misericordia.
En este sermón, el pastor habla sobre su encuentro con el presidente Obama y cómo aprendió algunas lecciones importantes. Él enfatiza la importancia de tratar a todos con amor y compasión, incluso a aquellos que no están de acuerdo con nosotros. También habla sobre la necesidad de estar preparados para lo que Dios tiene planeado para nosotros y para estar listos para compartir el evangelio con aquellos que lo necesitan. Finalmente, el pastor da gracias a Dios y bendice a su congregación.Quiero hablar de esta experiencia que yo tuve el jueves por la mañana en este servicio ecuménico que se dio aquí en la Catedral de Boston donde, como ustedes saben, estuvo el presidente y una serie de otros dignatarios, y se me permitió ofrecer una reflexión, una meditación con respecto a este terrible incidente terrorista que nosotros experimentamos aquí en la ciudad de Boston.
Me he quedado pensando en eso y como ustedes saben, el domingo tuvimos unos gloriosos servicios donde la congregación pudo expresar su corazón y fue un tiempo de sanidad y como iglesia, yo creo que tuvimos un tiempo muy terapéutico, muy sanador, como iglesia.