La estima de Dios
Faustino de Jesús Zamora VargasHoy se habla, incluso en círculos cristianos, de un concepto sobre el cual se ha escrito mucho, sobre todo en el área de la psicología secular: la autoestima. En la era del relativismo por excelencia, donde cada cual trata de insertarse en las filosofías y tendencias socioculturales humanistas (el humanismo endiosa al hombre y descarta la palabra de Dios), los cristianos debemos asumir posiciones firmes en nuestras convicciones basadas en la Biblia, nuestra regla de fe y práctica.
Cada cual se hace una imagen de uno mismo, puede ser una imagen buena o una imagen mala. Muchas veces las personas actúan y valoran la vida a partir de la imagen que se ha creado de sí mismo. Si la autoimagen es buena, lo más probable es que se abriguen sentimientos de orgullo, de autocomplacencia y satisfacción. Entonces uno se proyecta en la vida con la seguridad de ser uno mismo, sin sentir vergüenza de su propia imagen, sin temor aparente. Cuando la imagen de sí mismo es negativa, sucede lo contrario. La gente entonces se esconde del mundo, no lo afronta, se siente frustrada, inconforme. Es como si uno fuera incompatible con el mundo, y por eso no expresa lo que verdaderamente opera en su alma (pensamientos, sentimientos y deseos). La imagen y semejanza a Dios, no tiene que ver con las apariencias, sino con el alma. Tu alma se parece a la de Dios.