Nuestro Señor Jesús mira a aquellos que lo miran a Él
Charles Spurgeon
RESUMEN: La muerte de Jesús no fue en vano, fue expiatoria y salvó a aquellos por quienes puso su vida en sacrificio. Él tiene una descendencia de hijos que continúan su vida, y se deleita en ellos como el fruto de su trabajo. Jesús mira con placer a aquellos que lo miran a Él, y es un gran gozo para nosotros.
Nuestro Señor Jesús no murió en vano. Su muerte fue expiatoria: Él murió como nuestro sustituto, porque la muerte era el castigo por nuestros pecados; y debido a que Su sustitución fue aceptada por Dios, Él ha salvado a aquellos por quienes puso Su vida en sacrificio.
Por la muerte se volvió como el grano de trigo que lleva mucho fruto. Debe haber una descendencia de hijos para Jesús; Él es "el Padre eterno." Él dirá: "Yo y los hijos que me dio Jehová." Un hombre es honrado en sus hijos, y Jesús tiene Su aljaba llena de estas saetas de los valientes. Un hombre es representado en sus hijos, y así es representado el Cristo en los cristianos. La vida de un hombre parece ser prolongada y extendida en su simiente; y así la vida de Jesús es continuada en los creyentes.
Jesús vive, pues ve a Su linaje. Él fija Sus ojos en nosotros, se deleita en nosotros y nos reconoce como el fruto del trabajo de Su alma. Debemos alegrarnos porque nuestro Señor no cesa de gozar el resultado de Su terrible expiación, y porque nunca dejará de deleitar Sus ojos en la cosecha de Su muerte. Esos ojos que una vez lloraron por nosotros, ahora nos miran con placer. Sí, Él mira a aquellos que lo miran a Él. ¡Nuestros ojos se encuentran! ¡Cuán grande gozo es este!
Fuente: La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Roman.
http://www.spurgeon.com.mx/chequera/meditames/enero.pdf
Por la muerte se volvió como el grano de trigo que lleva mucho fruto. Debe haber una descendencia de hijos para Jesús; Él es "el Padre eterno." Él dirá: "Yo y los hijos que me dio Jehová." Un hombre es honrado en sus hijos, y Jesús tiene Su aljaba llena de estas saetas de los valientes. Un hombre es representado en sus hijos, y así es representado el Cristo en los cristianos. La vida de un hombre parece ser prolongada y extendida en su simiente; y así la vida de Jesús es continuada en los creyentes.
Jesús vive, pues ve a Su linaje. Él fija Sus ojos en nosotros, se deleita en nosotros y nos reconoce como el fruto del trabajo de Su alma. Debemos alegrarnos porque nuestro Señor no cesa de gozar el resultado de Su terrible expiación, y porque nunca dejará de deleitar Sus ojos en la cosecha de Su muerte. Esos ojos que una vez lloraron por nosotros, ahora nos miran con placer. Sí, Él mira a aquellos que lo miran a Él. ¡Nuestros ojos se encuentran! ¡Cuán grande gozo es este!
Fuente: La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Roman.
http://www.spurgeon.com.mx/chequera/meditames/enero.pdf
