Dr. Roberto Miranda(Audio: Spanish)
SUMMARY:
En este estudio de Romanos, el Apóstol Pablo muestra que el ser humano no puede salvarse por sí mismo, sino que necesita un salvador y ese salvador es Cristo Jesús. La salvación es por gracia, por la generosidad de Dios hacia nosotros. Sin embargo, la doctrina de la gracia no neutraliza la doctrina de la santidad. Dios espera que vivamos en santidad y seamos obedientes a sus mandamientos una vez que hemos sido salvados. El Capítulo 6 de Romanos trata de mantener un balance entre la gracia y la santidad, para evitar extremos en la iglesia. Dios estableció la ley para crear un precedente legal y judicial para toda la humanidad, a través de su trato con Israel. Él les dio las mejores condiciones posibles para vivir conforme a sus mandamientos, pero sabía que fracasarían. Por eso, estableció un precedente para salvar a toda la humanidad por gracia.
En esta enseñanza sobre el Capítulo 5 y 6 de Romanos, se habla sobre la gracia de Dios y cómo ésta es mucho más abundante que el pecado. A través de la ley, Dios mostró a la humanidad que no podía salvarse por sí misma, sino que necesitaba de la gracia de Dios. Sin embargo, esto no significa que se pueda pecar impunemente. Se debe tener cuidado y vivir una vida en santidad, ya que el pecado puede poseer y esclavizar a una persona. Además, en la cultura actual, hay muchas trampas y tentaciones, por lo que se debe ser sobrio y vigilante en la lucha contra el pecado. Si se está atrapado en alguna práctica pecaminosa, se debe buscar ayuda y no someterse a ella.
El autor habla sobre la importancia de no dejar que el pecado reine en nuestras vidas y cómo esto se aplica a todas las áreas de nuestra vida, no solo a la moralidad sexual. Nos insta a vivir vidas éticas e íntegras, y a buscar ayuda si estamos luchando contra algo en particular. La gracia de Dios es un punto de partida para vivir una vida santa y poderosa, no una licencia para pecar. Debemos aspirar a vivir vidas poderosas y no abandonar la lucha contra el pecado. Al vivir una vida victoriosa, podemos reflejar la gloria de Dios en nosotros y ser contagiosos para otros.
La iglesia debe ser ética e íntegra, peleando la buena batalla diariamente. No debemos abandonar la pelea, sino confesar pecados y seguir adelante en la fe. Cristo es más poderoso que cualquier cosa en nuestras vidas. Él es la cúspide y el elemento unitivo de todo lo creado. Debemos ser una iglesia que trae gozo y alegría al corazón de Dios. Pedimos que el Espíritu Santo nos renueve y fortalezca hoy. Amen.Continuando con nuestro estudio de nuestra carta de Romanos, reiniciamos el año continuando con una enseñanza muy, muy poderosa. Y les recuerdo a los hermanos y a los visitantes también cuál es el corazón de esta carta y es hasta aquí hemos visto al Apóstol Pablo mostrarnos una cosa: el hombre, la mujer, el ser humano, no se puede salvar por si mismo, necesita un salvador y ese salvador es Cristo Jesús.
Pablo se dedica en los primeros Capítulos a mostrar que los inconversos, los judíos que son el pueblo de Dios, y hoy en día podríamos decir, los Evangélicos o los Católicos, o cualquier cristiano, nadie se puede salvar por sus propias obras de justicia, todos, dice, estamos destituidos de la gloria de Dios porque hemos pecado. Ningún ser humano, por si mismo puede ser salvo y por eso Dios ha provisto a Cristo Jesús. La salvación es ¿por qué? Por gracia, por la generosidad de Dios para con nosotros. Cuando el hombre, cuando la mujer, entiende su incapacidad para ser salvo por si mismo y se acoge a la obra de Cristo en la cruz del calvario y le dice al Padre, ‘Padre, yo creo que tu Hijo es el salvador de mi vida y de la humanidad y lo confieso con mi boca’, el Señor dice, ‘está bien, hija, ya no hay condenación para ti, ahora yo te justifico’.