La traición de Judas
Alberto González Muñoz¿Se atrevería alguien a ponerle el nombre de Judas a un hijo suyo? En los últimos tiempos en nuestro país muchos gustan de inventar nombres nuevos para sus hijos e hijas y hacer combinaciones buscando originalidad. Los padres no quieren poner nombres comunes a sus descendientes. Ya nadie llama María o Marta a una hija ni José o Humberto a un varón. Todos quieren nombres originales.
Entonces se ha puesto de moda poner el nombre del padre o la madre al revés, o hacer combinaciones de ambos, o adaptar un nombre extranjero. El resultado es que andan muchos niños por ahí que probablemente cuando sean adultos correrán a cambiarse el nombre. Por eso creo que el nombre de Judas puede ser llamativo. Nadie más lo tiene en el mundo. Es corto y significa “alabanza de Dios”. Pero, ¿quién se atrevería a usarlo?