¿Cómo se come un elefante? ¡Una mordida a la vez!
Dr. Roberto MirandaCon el tiempo y la experiencia he aprendido que si uno se dejara abrumar por la magnitud o complejidad de una visión, nunca la emprendería. Mientras una visión personal se mantiene en la mente como una mole sin forma, sin ser dividida en las partes que la componen, parece imposible de emprender. Hay que acometerla una pieza a la vez, un día a la vez. Hay que verterla sobre el papel, ir domándola acción por acción, componente por componente, hasta que se convierta en algo factible, familiar, reducido a la escala de la iniciativa humana.
Una visión tiene que convertirse en un proyecto. Un proyecto tiene que verterse en un diseño. Un diseño tiene que dividirse en las múltiples secciones que lo componen. Esas secciones, a su vez, tienen que ejecutarse una a una en el terreno del tiempo y el espacio. Esas ejecuciones, juntas, mantenidas en armonía por la fidelidad a la visión original, se tornarán finalmente en una victoria admirable, un logro más que, al concluirse, habrá enriquecido nuestra vida, fortalecido nuestro ser interior e iluminado el mundo alrededor de nosotros.
Alguien preguntó: “¿Cómo se come un elefante”? A lo cual una persona muy sabia respondió: “¡Una mordida a la vez!” Nunca te dejes abrumar por la magnitud de una tarea. No te dejes desalentar por todo el tiempo que se pueda tomar, o por lo insignificante de tus recursos actuales. Desmóntala en sus partes constituyentes. Fórjate un plan de acción para cada uno de esos componentes. Mantente enyugado a la visión día tras día, y ve transmitiendo el sueño a la dimensión del tiempo y el espacio, como una disciplinada hormiguita construyendo su terrón, hasta que lo veas levantarse como un monumento a tu disciplina y persistencia. Te sorprenderás de cómo el mundo y las circunstancias se van alineando gradualmente a tu visión, poniéndose respetuosamente a un lado para abrirte paso y aún para respaldarte.