¡Ya, pero todavía no!
Faustino de Jesús Zamora VargasSi las promesas de Dios no nos motivan a continuar viviendo de la esperanza, entonces tenemos un falso concepto de la fe. Lo esencial es tener la convicción de lo que se espera, "ver" con ojos espirituales lo que todavía está por suceder, pero en tal estado de gracia, que no quepan dudas que se hará realidad.
Lo que sucede (y nos consterna a menudo) es que el Señor no siempre cumple sus promesas conforme a nuestras expectativas. Aferrarse a las promesas de Dios sólo tiene sentido si te ciñes la fe como escudo espiritual (Efesios 6.16). Dios no nos da todo lo que promete de una vez. Como hemos visto en meditaciones anteriores, él espera de sus hijos obediencia a su Palabra, humillación, oración, una pasión por sentirse cada día dependiendo de una relación de amor mutuo.