Tus manos no estaban atadas, ni tus pies puestos en grillos; Como el que cae delante de los malvados, has caído." Y todo el pueblo volvió a llorar por él.
(2 Samuel 3:34)Entonces todo el pueblo se llegó a David para persuadirlo a que comiera pan mientras aún era de día. Pero David juró: "Así me haga Dios y aun más, si pruebo pan o cosa alguna antes de ponerse el sol."
(2 Samuel 3:35)Todo el pueblo reparó en ello, y les agradó, pues todo lo que el rey hacía agradaba a todo el pueblo.
(2 Samuel 3:36)Así todo el pueblo y todo Israel comprendió aquel día que no había sido el deseo del rey que se diera muerte a Abner, hijo de Ner.
Entonces el rey dijo a sus siervos: "¿No saben que un príncipe y un gran hombre ha caído hoy en Israel?
(2 Samuel 3:38)Hoy soy débil, aunque ungido rey; y estos hombres, hijos de Sarvia, son más duros que yo. Que el SEÑOR pague al malhechor conforme a su maldad."
(2 Samuel 3:39)Cuando oyó Isboset, hijo de Saúl, que Abner había sido muerto en Hebrón, se llenó de miedo, y todo Israel se turbó.
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