El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo.
(1 John 3:8)
Ninguno que es nacido (engendrado) de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él. No puede pecar, porque es nacido de Dios.
(1 John 3:9)
En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquél que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquél que no ama a su hermano.
(1 John 3:10)
Porque éste es el mensaje que ustedes han oído desde el principio: que nos amemos unos a otros.
No como Caín que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.
(1 John 3:12)
Hermanos, no se maravillen si el mundo los odia.
(1 John 3:13)
Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte.
(1 John 3:14)
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Y este mandamiento tenemos de El: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.
(1 John 4:21)
En conclusión, sean todos de un mismo sentir (tengan todos armonía), compasivos, fraternales, misericordiosos, y de espíritu humilde;
(1 Peter 3:8)
Puesto que en obediencia a la verdad ustedes han purificado sus almas para un amor sincero de hermanos, ámense unos a otros entrañablemente, de corazón puro.
(1 Peter 1:22)
Sobre todo, sean fervientes en su amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados.
(1 Peter 4:8)
Y éste es el mensaje que hemos oído de El y que les anunciamos: Dios es Luz, y en El no hay ninguna tiniebla.
(1 John 1:5)
y anden en amor, así como también Cristo les amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma.
(Ephesians 5:2)
Pero el propósito (la meta) de nuestra instrucción (nuestro mandamiento) es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera.
(1 Timothy 1:5)
Amados, no les escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, que han tenido desde el principio. El mandamiento antiguo es la palabra que han oído.
(1 John 2:7)
Un mandamiento nuevo les doy: 'que se amen los unos a los otros;' que como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros.
(John 13:34)
Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.
(1 John 4:7)
Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo (el Mesías).
(Galatians 6:2)
Pero en cuanto al amor fraternal, no tienen necesidad de que nadie les escriba, porque ustedes mismos han sido enseñados por Dios a amarse unos a otros.
(1 Thessalonians 4:9)
Este es Mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, así como Yo los he amado.
(John 15:12)
Ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros.
(2 John 1:5)