Nueva Biblia Latinoamericana
Bernabé y Saulo regresaron de Jerusalén después de haber cumplido su misión (ministerio), llevando consigo a Juan, llamado también Marcos. (Acts 12:25)
En la iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simón llamado Niger, Lucio de Cirene, Manaén, que se había criado con Herodes (Antipas, hijo de Herodes el Grande) el tetrarca, y Saulo. (Acts 13:1)
Mientras ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: "Aparten a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado." (Acts 13:2)
Entonces, después de ayunar, orar y haber impuesto las manos sobre ellos, los enviaron.
Ellos, pues, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia y de allí se embarcaron para Chipre. (Acts 13:4)
Al llegar a Salamina, proclamaban la palabra de Dios en las sinagogas de los Judíos; y tenían también a Juan de ayudante. (Acts 13:5)
Después de haber recorrido toda la isla hasta Pafos, encontraron a cierto mago, un falso profeta Judío llamado Barjesús, (Acts 13:6)

Other publications related to "Acts 13:3":

Dr. Roberto Miranda
Paul's evangelistic strategy
In this article, Dr. Roberto Miranda discusses Pauls evangelistic strategy and his preaching in the synagogue. The article highlights the importance of knowing Gods word, having a repentant heart, and choosing Christ. It also talks about the goal of building an evangelistic congregation to bless the community.


Gregory Bishop
Called to be an armor bearer
The article talks about the importance of being an encourager to those in leadership and to our friends. It uses examples from the Bible, such as Barnabas, Jonathan, and David, to emphasize the need to be a faithful and encouraging supporter to those in leadership, and to remind our friends of the promises and good purposes that God has for them. The article also challenges readers to be like Barnabas and look for the potential in others, especially children, and to be willing to mentor and encourage them in their spiritual journeys.


Acts 13:3 - Cross Reference

Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos. (2 Timothy 1:6)
quienes descendieron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo. (Acts 8:15)
¿Y cómo predicarán si no son enviados? Tal como está escrito: "¡CUAN HERMOSOS SON LOS PIES DE LOS QUE ANUNCIAN EL EVANGELIO DEL BIEN!" (Romans 10:15)
A éstos los presentaron ante los apóstoles, y después de orar, pusieron sus manos sobre ellos. (Acts 6:6)
Luego puso sus manos sobre él y le impartió autoridad, tal como el SEÑOR había hablado por medio de Moisés. (Numbers 27:23)
No descuides el don espiritual que está en ti, que te fue conferido por medio de la profecía con la imposición de manos del presbiterio. (1 Timothy 4:14)
pero Pablo escogió a Silas y partió, siendo encomendado por los hermanos a la gracia del Señor. (Acts 15:40)
No impongas las manos sobre nadie con ligereza, compartiendo así la responsabilidad por los pecados de otros; guárdate libre de pecado. (1 Timothy 5:22)
Porque ellos dan testimonio de tu amor ante la iglesia. Harás bien en ayudarlos a proseguir su viaje de una manera digna de Dios. (3 John 1:6)
Por tanto, nosotros debemos acoger a tales hombres, para que seamos colaboradores en pro de la verdad. (3 John 1:8)
y de allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido. (Acts 14:26)
Mientras ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: "Aparten a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado." (Acts 13:2)
Después que les designaron ancianos en cada iglesia, habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído. (Acts 14:23)
Ananías fue y entró en la casa, y después de poner las manos sobre él, dijo: "Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo." (Acts 9:17)
Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga (confía) a hombres fieles que sean capaces de enseñar también a otros. (2 Timothy 2:2)