Sin embargo, no se regocijen en esto, de que los espíritus se les sometan, sino regocíjense de que sus nombres están escritos en los cielos."
(Luke 10:20)En aquella misma hora Jesús se regocijó mucho en el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios y a inteligentes, y las revelaste a niños. Sí, Padre, porque así fue de Tu agrado.
(Luke 10:21)Todas las cosas Me han sido entregadas por Mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo, y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar."
(Luke 10:22)Volviéndose hacia los discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven;
porque les digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron."
(Luke 10:24)Cierto intérprete de la ley (experto en la Ley de Moisés) se levantó, y para poner a prueba a Jesús dijo: "Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna?"
(Luke 10:25)Y Jesús le dijo: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?"
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Pero dichosos los ojos de ustedes, porque ven, y sus oídos, porque oyen.
(Matthew 13:16)