Bendito el reino de nuestro padre David que viene; ¡Hosanna en las alturas!"
(Mark 11:10)Jesús entró en Jerusalén, fue al templo, y después de mirar todo alrededor, salió para Betania con los doce discípulos, siendo ya avanzada la hora.
(Mark 11:11)Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús tuvo hambre.
(Mark 11:12)Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si quizá pudiera hallar algo en ella; cuando llegó a ella, no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos.
Jesús, hablando a la higuera, le dijo: "Nunca jamás coma nadie fruto de ti." Y Sus discípulos le estaban escuchando.
(Mark 11:14)Llegaron a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; volcó las mesas de los que cambiaban el dinero y los asientos de los que vendían las palomas,
(Mark 11:15)y no permitía que nadie transportara objeto alguno a través del templo.
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Mark 11:13 - Cross Reference
Y al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no halló nada en ella sino sólo hojas, y le dijo: "Nunca jamás brote fruto de ti." Y al instante se secó la higuera.
(Matthew 21:19)Ciertamente, la viña del SEÑOR de los ejércitos es la casa de Israel, Y los hombres de Judá Su plantío delicioso. El esperaba equidad, pero hubo derramamiento de sangre; Justicia, pero hubo clamor.
(Isaiah 5:7)Partió, pues, y espigó en el campo en pos de los segadores; y fue a la parte del campo que pertenecía a Booz, que era de la familia de Elimelec.
(Ruth 2:3)Y observen bien: si sube por el camino de su territorio a Bet Semes, entonces El nos ha hecho este gran mal. Pero si no, entonces sabremos que no fue Su mano la que nos hirió; nos sucedió por casualidad."
(1 Samuel 6:9)Por casualidad cierto sacerdote bajaba por aquel camino, y cuando lo vio, pasó por el otro lado del camino.
(Luke 10:31)Entonces Jesús les dijo esta parábola: "Cierto hombre tenía una higuera plantada en su viña; y fue a buscar fruto de ella y no lo halló.
(Luke 13:6)¿No se venden cinco pajarillos por dos moneditas? Y sin embargo, ni uno de ellos está olvidado ante Dios.
(Luke 12:6)