Nueva Biblia Latinoamericana
También en su centro vi figuras semejantes a cuatro seres vivientes. Y éste era su aspecto: tenían forma humana. (Ezekiel 1:5)
Cada uno de ellos tenía cuatro caras, y cuatro alas. (Ezekiel 1:6)
Sus piernas eran rectas, y la planta de sus pies era como la planta de la pezuña del ternero, y brillaban como bronce bruñido. (Ezekiel 1:7)
Bajo sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos humanas. Los cuatro tenían caras y alas.
Sus alas se tocaban una a la otra y sus caras no se volvían cuando andaban. Cada uno iba de frente hacia adelante. (Ezekiel 1:9)
La forma de sus caras era como la cara de un hombre; los cuatro tenían cara de león a la derecha y cara de toro a la izquierda; y los cuatro tenían cara de águila. (Ezekiel 1:10)
Así eran sus caras. Sus alas se extendían por encima; con dos se tocaban entre sí y con dos cubrían su cuerpo. (Ezekiel 1:11)

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Ezekiel 1:8 - Cross Reference

Y el SEÑOR le dijo al hombre vestido de lino: "Entra en medio de las ruedas debajo de los querubines, llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines y espárcelos sobre la ciudad." Y el hombre entró ante mis ojos. (Ezekiel 10:2)
Entonces voló hacia mí uno de los serafines con un carbón encendido en su mano, que había tomado del altar con las tenazas. (Isaiah 6:6)
Entonces la gloria del SEÑOR salió de sobre el umbral del templo y se puso sobre los querubines. (Ezekiel 10:18)
El querubín extendió su mano de entre los querubines hacia el fuego que estaba entre ellos, lo tomó y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tomó y salió. (Ezekiel 10:7)
Cuando andaban, se movían en las cuatro direcciones, sin volverse cuando andaban. (Ezekiel 1:17)
Y extendió algo semejante a una mano y me tomó por un mechón de mi cabello; y el Espíritu me alzó entre la tierra y el cielo y me llevó a Jerusalén en visiones de Dios, a la entrada de la puerta que mira al norte del atrio interior, allí donde estaba la morada del ídolo de los celos que provoca los celos. (Ezekiel 8:3)
Cuando andaban, se movían en las cuatro direcciones, sin volverse cuando andaban, sino que seguían la dirección en que ponían el rostro, sin volverse cuando andaban. (Ezekiel 10:11)
Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y había una semejanza de manos de hombre debajo de sus alas. (Ezekiel 10:21)